miércoles, 9 de noviembre de 2016

Jugamos a Érase una vez

Esta semana hemos probado un juego que tenía en casa desde hace años y que en diversas ocasiones ya había probado en el colegio. Se trata de Érase una vez (Edge Entertainment), juego que ya va por su tercera edición.

Érase una vez es un juego de cartas narrativo muy interesante para un profesor de lengua porque está pensando para fomentar la creatividad y la colaboración entre los jugadores. Cada participante es un Narrador, y empieza a contar una historia haciendo uso de los elementos de los cuentos de hadas que se describen en sus cartas (objetos, lugares, aspectos, etc.), guiando la trama hacia la carta de Final que le ha tocado. Los otros jugadores utilizan sus propias cartas para interrumpirlo y así asumir ellos el papel de Narrador. 

Es decir, cuando el jugador que está narrando en ese momento introduce nuevos elementos en su historia, y se da la circunstancia de que esos elementos están en las cartas de los otros jugadores, éstos pueden interrumpirle para a continuación seguir ellos la historia, intentando jugar a su vez sus cartas.

En principio, gana el primer jugador que utilice todas sus cartas de Historia y juegue su carta de Final. Sin embargo, el objetivo del juego no es únicamente ganar, sino más bien divertirse contando una historia juntos. Esto último hay que recalcarlo  muy bien, porque si no las partidas pueden convertirse rápidamente en una competición por ver quién puede desprenderse de todas sus cartas en el menor número de oraciones posible.

Si el juego se juega de esta manera, es decir, de una forma competitiva, intentándolo llevar a un final de forma precipitada, pierde toda la gracia. Sin embargo, si los jugadores saben disfrutar del camino que supone contar una historia, ahondando en sus detalles, siguiendo una línea coherente, la partida se disfruta muchísimo más y las risas están aseguradas. Lo más divertido es ir creando una historia a partir de los elementos que proporcionan las cartas, e ir observando los giros cada vez más hilarantes que se producen en el argumento que se va construyendo entre todos. 

El juego es muy recomendable: ligero y sencillo, las reglas (apenas un par) son muy buenas de entender y seguir, y las partidas se pueden alargar cuanto uno quiera. El juego está recomendado para jugar entre 3 y 6 jugadores, pero lo hemos jugado con 8 y el único inconveniente puede ser el ruido que se genera con tantas personas. Desde la vertiente didáctica, ayuda a la expresión oral, la creatividad artística, la coherencia discursiva, y la comprensión de los arquetipos de los cuentos (para los entendidos: este juego es, tal cual, jugar con la morfología de los cuentos de Propp).

¿Y a vosotros, os ha gustado? ¿Cuál de los que llevamos os gusta más?

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